Hasta ahora, varias teorías han tratado de explicar qué hace que algo sea lo suficientemente divertido como para hacernos reír. Estas incluyen transgresión (algo prohibido), un sentido de arrogancia o superioridad (burla) e incongruencia: la presencia de dos significados incompatibles en la misma situación.

Con el objeto de profundizar en el tema, Carlo Valerio Bellieni, profesor de pediatría de la Universidad de Siena, Italia, se propuso revisar la literatura disponible sobre la risa y el humor que se había publicado en inglés durante los últimos 10 años. Y sus conclusiones fueron publicadas recientemente en el portal de noticias de la BBC Mundo.

“Mi estudio produjo una nueva explicación posible: la risa es una herramienta que la naturaleza puede habernos proporcionado para ayudarnos a sobrevivir”, afirma el investigador. Agrega que condensó el proceso de la risa en tres pasos: desconcierto, resolución y una posible señal de que ya no hay peligro.

La teoría de la incongruencia es buena para explicar la risa generada por el humor, pero no es suficiente. Reír no es una sensación omnipresente de que las cosas están fuera de sintonía o son incompatibles. Se trata de encontrarnos en una situación específica que subvierte nuestras expectativas de normalidad, explica.

Por ejemplo, si vemos un tigre paseando por una calle de la ciudad, puede parecer incongruente, pero no es cómico, al contrario, sería aterrador. Pero si el tigre rueda como una pelota, se vuelve cómico.

El antihéroe animado Homero Simpson nos hace reír cuando se cae del techo de su casa y rebota como una pelota, o cuando intenta “estrangular” a su hijo Bart, con los ojos fuera de órbita y la lengua aleteando como si fuera de goma. Estos son ejemplos de cómo la experiencia humana cambia a una versión exagerada y caricaturesca del mundo donde cualquier cosa, especialmente lo ridículo, puede suceder.

Pero para ser gracioso, el evento también debe ser percibido como inofensivo. Nos reímos porque reconocemos que el tigre u Homero nunca lastiman a los demás, ni se lastiman a sí mismos, porque esencialmente sus mundos no son reales, puntualiza el especialista.

Tres pasos

En cuanto al proceso de tres pasos, sería el siguiente: primero se necesita una situación que parezca extraña e induzca una sensación de incongruencia (desconcierto o pánico). En segundo lugar, la preocupación o el estrés que ha provocado la situación incongruente debe resolverse y superarse (resolución). En tercer lugar, la liberación real de la risa actúa como una sirena clara para alertar al resto (alivio) de que está a salvo.

“La risa bien podría ser una señal que la gente ha utilizado durante milenios para mostrarle a los demás que no se requiere una respuesta de lucha o huida y que la amenaza percibida ha pasado”, destaca Bellieni.

Por eso, la risa suele ser contagiosa: nos une, nos hace más sociables, señala el fin del miedo o la preocupación. La risa es afirmación de la vida.

Efectividad

“Al igual que llorar, masticar, respirar o caminar, la risa es un comportamiento rítmico que es un mecanismo de liberación para el cuerpo -explica el investigador-. Los centros del cerebro que regulan la risa son los que controlan las emociones, los miedos y la ansiedad. La liberación de la risa calma el estrés o la tensión de una situación e inunda el cuerpo de alivio”.

De hecho, el humor se usa a menudo en un entorno hospitalario para ayudar a los pacientes en su curación, como lo han demostrado los estudios de terapia de payasos. El humor también puede mejorar la presión arterial y las defensas inmunitarias, y ayudar a superar la ansiedad y la depresión.

La investigación de Ballieni también ha demostrado que el humor es importante en la enseñanza y se utiliza para enfatizar conceptos y pensamientos. Produce un ambiente de aprendizaje más relajado y productivo, reduce la ansiedad, mejora la participación y aumenta la motivación.

Amor y risas

“Analizar estos datos sobre la risa también permite formular una hipótesis sobre por qué las personas se enamoran de alguien porque “me hace reír”. No se trata sólo de ser gracioso. Podría ser algo más complejo”, advierte el especialista.

Si la risa de otra persona provoca la nuestra, entonces esa persona está indicando que podemos relajarnos, que estamos a salvo, y esto crea confianza.

Si nuestra risa es provocada por sus bromas, tiene el efecto de hacernos superar los miedos provocados por una situación extraña o desconocida. Y si la capacidad de alguien para ser gracioso nos inspira a superar nuestros miedos, nos sentimos más atraídos por ellos.

“Eso podría explicar por qué adoramos a los que nos hacen reír”, destaca.

En la época contemporánea, por supuesto, no lo pensamos dos veces antes de reírnos. Simplemente lo disfrutamos como una experiencia edificante y por la sensación de bienestar que trae.

Desde un punto de vista evolutivo, este comportamiento muy humano quizás haya cumplido una función importante en términos de conciencia del peligro y autoconservación. Incluso ahora, si tenemos un roce con el peligro, a menudo reaccionamos con risa debido a una sensación de puro alivio, concluye.